lunes, 16 de mayo de 2011

Poesía en tiras

       Escuchando una charla de las muchas, y a menudo muy interesantes, que ofrecen en la librería Excellence tuve que salir de la sala para atender una llamada de teléfono. A través del auricular percibí angustia, tristeza y frustración. Y frustrada me sentí yo también al no poder responder a estas emociones con un abrazo, al no poder ir a descargar en persona toda mi rabia sobre los cafres que estaban provocando esta situación.

       Con la cabeza en otro sitio, habiendo perdido todo el interés por la charla y sin saber muy bien qué hacer, empecé a curiosear entre los libros, escogiéndolos al azar, atraída por palabras sueltas en los lomos, por colores, por dibujos. Como no podía ser de otra forma, este paseo me llevó a la zona de los tebeos y las novelas gráficas. Entre otras maravillas, algunas conocidas y otras que han quedado apuntadas en la lista de 'pendientes', me encontré con esta joya. En cuanto empecé a hojearla supe que sus páginas serían mejor consuelo que mis palabras. Supe que te reconocerías, supe que me econtrarías en ese Edén.


       Resulta muy grato descubrir que un completo desconocido que vive a 11.000 Km. de ti sabe exactamente cómo te sientes. A veces te parece que eres un bicho raro y que nadie te comprende. A veces parece que por mucho empeño que pongas en tirar en una dirección lo único que consigues es moverte en sentido contrario. A veces se te olvida que eres estupendo y amable.


       Edén, un pequeño y delicioso libro de Pablo Holmberg. Dice tanto y tan bonito de una forma tan sencilla que prefiero no contar nada sobre él, voy a limitarme a recomendarlo y a esperar que lo disfrutéis tanto como yo.


       Gracias a la poesía de Holmberg, un gran abrazo y mi mejor sonrisa conseguimos endulzar un momento amargo, recuperar la esperanza, sentir que no estamos tan solos.


sábado, 14 de mayo de 2011

Y el premio es para...

       Hace unos días, en una ceremonia de entrega de premios de empresas relacionadas con el turismo, tres de los parlamentos llamaron poderosamente mi atención. En mi opinión los tres eran merecedores de un gran premio. ¿Qué tipo de premio? Eso lo dejo a vuestra elección, como también dejo a vuestro criterio la clasificación final. Yo no me siento capaz de decidir entre los tres de tan estupefacta como me han dejado.

       1ª perla - Un periodista especializado en viajes comenta: "Acabamos de venir de la maravillosa Birmania ahora que todavía no la ha estropeado el turismo". Traducción: La hemos disfrutado antes de que nos la carguemos los aquí reunidos con los negocios que yo me estoy encargando de promocionar.

       2ª perla - Al presentar un premio a una compañía aérea un experto en viajes y turismo justifica esta elección diciendo: "Hago 180 vuelos al año y me encanta dar un premio a una compañía que respeta la cola en la puerta y no nos hace entrar en el avión de atrás hacia adelante". Traducción: resulta que vuelo uno de cada dos días y soy tan torpe como para no haberme dado cuenta de que los embarques son mucho más cómodos y más rápidos cuando se hace de las filas de detrás hacia las de delante y se da preferencia a los niños y los ancianos, que son los que suelen ralentizar el paso de los demás. Además debo de ser de los listos que están 20 minutos haciendo cola frente a la puerta aunque no hayan llamado al vuelo porque, porque, porque... porque teniendo asiento asignado lo único que consigo es impacientarme esperando de pie y entorpeciendo el paso de los otros usuarios del aeropuerto. Y por cierto, con todo lo bueno que se podría decir de la compañía que recibe el premio decir precisamente eso, tiene delito.

        3ª perla - Un periodista y representante de una agrupación del ramo al contestar una pregunta decide hacer un paralelismo con un pasaje de la novela que acaba de terminar de leer. No dice ni el título ni el autor. Escuchándole queda claro que se refiere a 1Q84 de Haruki Murakami, lo extraño es que el sentido que le da a dicho pasaje es el contrario al que tiene en la obra original. En el relato se habla de unos personajes con la capacidad de "oir la voz", siendo esta voz el mandato de unos extraños seres que manipulan a la población. Sin embargo, el periodista nos cuenta que estos personajes oyen y transmiten la voz del pueblo. No sé que explicación dar a este hecho. O bien piensa que todos los asistentes a dicho acto son unos iletrados, que ninguno ha leído las novelas de Murakami a pesar de ser un autor con gran éxito de ventas internacionalmente y de acabar de recibir el XXIII Premi Internacional de Catalunya 2011 y, por lo tanto, piensa que puede tergiversar el texto sin que nadie se dé cuenta (=somos tontos e incultos). O bien no se ha enterado de lo que acaba de leer a pesar de que su herramienta de trabajo es precisamente el lenguaje (=el tonto y el inculto es él).

 

       Una vez expuestos sus méritos, ¿qué os parece? El premio es para...

domingo, 8 de mayo de 2011

Tú juegas a engañarme, yo juego a que te creas que te creo

       Aprovechando una viñeta de Quino que ha colgado un amigo en su muro de Facebook, que ayer viví una epifanía democrática y que el Pisuerga pasa por Valladolid querría comentar hoy el absurdo que suponen los actos de la campaña electoral que en estos tiempos nos rodea, nos atosiga y nos revuelve.


       Ayer asistimos a una cena en una caseta de la Feria de Abril (en mayo) de Andalucía (en Barcelona) amenizada por sevillanas y bachata caribeña a partes casi iguales. Esto de por sí ya resulta bastante contradictorio. Pero no acaba ahí la cosa...

       El súmmum del sinsentido es observar a unos señores de corbata y con menos salero que Bush bailando la Macarena intentando mostrarse divertidos y "enrollados" ante las cámaras y la concurrencia. Una concurrencia a la que mayoritariamente le importan un bledo estos señores y que, si acaso muestran algo de interés, mostrarían mucha más excitación encontrándose con un participante de Gran Hermano o cualquier otro "artista de postín". Unos señores agotados de vivir constantemente en campaña porque es lo que tienen que hacer todo el año, con la salvedad de que cada cada cierto tiempo lo pueden decir abiertamente.

       Ellos están donde no les apetece estar, haciendo algo que no les apetece hacer para unas personas que no les echarían de menos si no estuvieran. En ocasiones acaparando los mejores puestos y complicando las cosas con sus dispositivos de seguridad a aquellos que van al acto en cuestión con verdaderas ganas.

       Es el mejor ejemplo de antieficiencia y es lo que hacen todos los candidatos sin excepción. Cada partido político tenía su caseta, ocupadas básicamente por militantes incondicionales que lo mismo acuden a la Feria de Abril que al concurso de belenistas o a la final del campeonato de rugby inter-barrios. Hay que acompañar al candidato, aunque ni se hable con él, aunque lo único que el pobre inspire sean ganas de darle un chocolate caliente y mandarle a la cama a descansar de tanto acto vacío, de tanto paripé.

       ¿De verdad sirve esto para algo?, ¿es esta la base de la democracia? ¡Que lamentable experiencia!

jueves, 5 de mayo de 2011

Racionalmente romántica

       Hace algunos días tuve una curiosa conversación con una persona muy cercana acerca de nuestra forma de ser. En algún momento comenté que soy una persona muy racional y que mi mente indaga y pone a prueba las cosas en el mismo modo como lo haría un científico. A lo que ella respondió, "yo te conozco y tú no eres así, eres una romántica y lloras con todo..."

       Esa objeción tuvo para mí la misma lógica que si al decir "los leones tienen melena" me hubieran contestado "no es posible, todos son carnívoros".

       Soy una romántica, no incorregible sino convencida, soy también una llorona , apasionada y sentimental, y me gusta serlo. Cuando algo me emociona hasta las lágrimas me siento viva, igual que cuando al reír llegan a dolerme la tripa y la cara. Y ¿qué tendrá que ver eso con ser o no racional?, ¿por qué nos enseñan que sólo tiene sentimientos intensos el inconsciente, que sólo son felices los tontos, que la mente es fría y el corazón caliente?

       He tenido la gran fortuna de ser educada para pensar por mí misma, me han estimulado y dado los medios para sacar mis propias conclusiones, fruto de ello quizás soy demasiado vehemente a la hora de defenderlas, porque son fruto de mi esfuerzo, porque no pienso o defiendo las ideas de otros si no las he hecho mías antes. Y estoy dispuesta siempre a cambiar, porque estoy también dispuesta a reconocer que me equivoco. En ocasiones hago muchas preguntas cuando no entiendo las ideas o las creencias de los demás y es frecuente que personas que no saben por qué piensan lo que piensan se sientan atacadas. El único motivo por el que hago esas preguntas es el más obvio, y sin dobles intenciones: Hago preguntas porque no conozco las respuestas.

        Carl Sagan lo explica muy bien en esta entrevista:


       Y es también Carl Sagan, uno de los mejores ejemplos de romanticismo, pasión, ilusión y compromiso. Un hombre que veía futuro en la mirada de cada niño, que amaba la vida por encima de todo. Autor de una preciosa e inspiradora frase, que se podría convertir en el lema del misticismo racional: Estamos hechos de polvo de estrellas.

       Hay pensamiento racional en el esquema de las partituras de música, hay racionalidad y mucho cálculo en el dibujo, en la escultura, en la arquitectura. Hay métrica y lógica semántica y estructural en la literatura. Hay una pasión religiosa (veneración, conciencia, deber) detrás de la investigación científica y una profunda admiración y maravilla en la observación de las leyes que rigen nuestro universo.

       Una vez más, nadie mejor que Carl Sagan para mostrar la inmensa emoción que el conocimiento es capaz de infundir. Al fin y al cabo, el corazón no es más que una bomba mecánica que no tiene más influencia en nuestros sentimientos que el hígado o el páncreas. Es la mente la que sueña, la que inventa, la que ama. Es por tanto una mente bien engrasada la que nos hace sentir y vivir con más intensidad.


    

domingo, 1 de mayo de 2011

Desayuno con palabras

       Si hay una cosa que me encanta de mi trabajo y, por ende, de mi ritmo de vida, es la posibilidad de librar un jueves, un martes o un viernes y poder así vivir la ciudad en plena actividad. Disfrutar de cines vacíos a las cuatro de la tarde, de terrazas de uso casi exclusivo, de vacaciones con la playa desierta, de la compasión de aquellos que con cara horrorizada te dicen "pobrecita, tener que trabajar un día tan señalado como hoy", mientras contengo una sonrisa, porque ese preciso día y los ritos que implica sí están señalados en mi agenda, pero con las palabras "¡emergencia!, ¡evacuación: las azafatas y los coherentes primero!"

       A pesar de esto he de reconocer que los pocos domingos de que dispongo libres en compañía de mi amor son una auténtica delicia. Cerrar la puerta de casa con llave, dejando fuera el resto del mundo, preparar un desayuno caprichoso y tardío y hacernos fuertes cada uno en un sofá, cual decadentes romanos en su triclinio, comiendo uvas y escuchando la lira; en nuestro caso jazz o música clásica, quizás algún tango...

       Domingos de dominicales porque, mientras Javier repasa la prensa de cabo a rabo, a mí me gusta saborear la lectura de los suplementos, especialmente de los estupendos autores que escriben en ellos (Marías, Millás, Monzó, Cercas, Grandes...). Y, añadido al placer de las ideas o las emociones que me provocan esos textos, no menos intenso (en ocasiones lo es más) es el paladeo de algunas palabras. Se trata de un placer duradero e íntimo. Duradero porque paso días jugando con ellas, íntimo porque pocos comprenden y comparten este juego, afortunadamente Javier es uno de ellos, lo que le hace aún más amable, mejor compañero.

       Estrenar alguna palabra nueva, recuperar otra que estaba olvidada o descubrirle un nuevo uso, es como estrenar unos zapatos, encontrar un disco que estaba perdido, cambiar los muebles de sitio y construir así un espacio más acogedor.

       Hoy ha sido un día provechoso: incuria, errabundia, fulcro y almácigo me han hecho pasearme por una de mis webs más visitadas (www.rae.es) y, de paso, aunque ya fueran viejas conocidas, péplum e ignominia se han puesto al día.

       Después de la lectura solemos ver alguna película antigua o, mientras él escribe o bucea en internet, yo vuelvo a ver por enésima vez algún vídeo de danza o alguna vieja grabación como estas en las que mis admirados Les Luthiers disfrutan tanto como yo o más jugando con las palabras.